«Lo traje a tus discípulos; pero no pudieron curarlo». Mateo 17: 16, NBV
Estábamos realizando un congreso laico en una de nuestras iglesias más grandes. En medio de la instrucción sobre cómo dar el testimonio personal hicimos la observación de que a veces los creyentes no nos relacionamos con las personas, no las saludamos y, por eso, perdemos muchas oportunidades de bendecir a las personas con las buenas nuevas de salvación. Una dama en la congregación levantaba la mano insistentemente pidiendo la palabra. Decidimos darle la oportunidad de hablar, y lo que dijo nos llenó de vergüenza.
Contó que antes había sido pentecostal, pero que una noche el Señor le mostró en un sueño que debía buscar una iglesia donde se guardara el sábado. Buscó de manera cuidadosa, preguntó hasta dar con la congregación donde ahora estábamos reunidos. «Tengo seis meses asistiendo a esta iglesia y, hasta el momento, nadie me ha preguntado de dónde vengo, quién soy, ni nada por el estilo», reflexionó. Se sentía chasqueada porque encontró lo que Dios le dijo que buscara, pero no halló lo que pensó que encontraría.
Algo similar ocurrió en el pasaje de hoy. El padre se acercó a los discípulos con una necesidad urgente. Necesitaba sanidad para su hijo. Tenía la esperanza de que allí encontraría lo que necesitaba. ¿Por que no habría de ser así? Si ellos son sus discípulos, si han andado con él, si han recibido su ejemplo e instrucción. Pero en cuestión de segundos, todas sus ilusiones se hicieron añicos porque los discípulos no pudieron hacer nada.
Ese «pero no pudieron curarlo» nos deja ver la profunda desilusión de un corazón que creyó que podría encontrar algo en medio de los seguidores del Maestro, pero no lo hizo.
Hoy miles de personas continúan acercándose a la iglesia, a los seguidores de Cristo, trayendo sus más sentidas necesidades. Vienen a buscar una solución, sanidad para su atribulada mente, para su angustiado corazón. Vienen para ser libradas de sus temores, buscan restauración. La iglesia debería estar en capacidad de ayudarlas. Debemos prepararnos para suplir las necesidades de los que se acercan a nosotros. Debemos cuidarnos de no chasquear las sanas expectativas de las personas que vienen a nuestro medio.
Si hoy un padre angustiado visita tu congregación, ¿qué encontraría allí? Procuremos tener una iglesia que cuente con las herramientas necesarias para satisfacer las necesidades de quienes se acercan a ella. Hoy @Dios espera que su iglesia, tu iglesia, lo represente bien en este mundo. No olvides que tú eres la iglesia.
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Devoción Matutina 2022 / Devocional para Jóvenes 2022
Autor: Edgar Redondo Ramirez
Este libro de lecturas devocionales trata acerca de los mensajes y contiene reflexiones basadas en relatos y anécdotas de la historia, así como vivencias y testimonios personales que tienen el objetivo de mostrarte una faceta fresca de Dios cada día. En cada lectura podrás conocer un poco más y mejor a Dios, así como aprender de sus distintos atributos, como santidad, justicia, protección y salvación. Descubrirás, entonces, que Dios es tu Pastor, que te da paz, que provee para suplir tus necesidades, que es tu estandarte y tu torre fuerte. ¿Estás listo para recibir el mensaje de @Dios?
Devoción Matutina para Jóvenes 2022 – Lecturas devocionales para Jóvenes 2022