Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, había gemelos en su vientre. Génesis 25:24.
Esaú y Jacob eran mellizos. Habían compartido el seno de su madre pero eran bien diferentes. El primero era hirsuto, de abundante pelo cobrizo y de temperamento áspero. El segundo era lampiño, de escaso vello y de modos diplomáticos. Era muy difícil no hacer comparaciones. Uno cazador, otro cocinillas. Uno rudo y mujeriego, el otro educado y formal. Uno primario y comedor, el otro calculador y comedido. Y, con las comparaciones, llegaron los motes. Esaú era “el rojo” (Edom) por su apetencia por los guisos colorados. Jacob era “el luchador” (Israel) porque no hacía ascos a los desafíos.
No se suelen dar comparaciones entre gemelos (nacidos de una misma bolsa amniótica e iguales) porque sus similitudes los aúnan. No es el caso de los mellizos (nacidos de dos bolsas y diferentes), porque sus desemejanzas son razón de comentarios. Y las comparaciones pueden etiquetarlos de “distintos”, “encontrados” e incluso “contrarios”. Este es el caso de Esaú y Jacob. Sus diferencias, incrementadas por favoritismos paternales, los convirtieron en enemigos.
Hubieron de pasar años para que estos mellizos se dieran cuenta que era mucho más importante ser hermanos que competidores, tener vínculos de sangre que verterla, abrazarse que echar un pulso. Pero ese día todo cambió para ellos; y para los suyos.
Vivimos en un tiempo de competitividad y comparaciones. Los estudios se miden por competencias, el éxito por cuentas bancarias, la fama por likes, el estatus por las marcas. Pareciera que todo se resuma en números y estadísticas, en balances y superávits, en rankings y tendencias. Con tanta lucha por situarse en el top, nos estamos olvidando de que es bueno ser diferentes y, mejor, ser hermanos. Importa mucho más una relación de afecto que un buen efectivo.
Es tiempo de reaprender, de abandonar aquellos hábitos que nos llevan a la oposición de unos con otros e implementar actitudes de solidaridad. Es tiempo de comprender que lo valioso no siempre coincide con lo caro, que casi nunca coincide. Es tiempo de comentar que Jesús debe unir, que la vida en la iglesia debe potenciarnos individualmente en él, que somos hermanos y esta expresión no es simplemente una etiqueta. Como dijo Pablo: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones” (1 Cor 1:10).
Tengo un hermano mellizo, bien distinto a mí, y me gusta porque Dios, en su sabiduría, nos dio talentos variados y un mismo corazón en Cristo. Y quiero a mi mellizo porque es mi hermano.
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Le damos las gracias a Dios por los videos publicados, todo sea para Su honra y gloria!
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Y Gracias a Ti por vernos, un abrazo AD7… Hasta la próxima
Devoción Matutina 2023 / Devocional para Jóvenes 2023
Titulo: Carácter – Ser Como Jesus y Disfrutar de la Eternidad
Titulo: Palpitando la eternidad
Autor: Victor M Armenteros
Hoy es el momento de caminar hacia Cristo. No importa cómo sea tu paso. Si necesitas caminar con el bastón de la fe, apóyate en ella. Si puedes avanzar con los ideales de la juventud, avanza. Si tu pureza te permite dar zancadas inexplicables, dalas. No importa tanto tu destreza en el caminar como el sentido hacia el que vas: hacia Jesús. Porque «puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe» (Heb. 12:2), todo es posible.
Las palabras de este devocional tienen como fin que, desde hoy, divises la eternidad con la mirada de Cristo.
Devoción Matutina para Jóvenes 2023 – Lecturas devocionales para Jóvenes 2023